El país sudamericano vive desde hace años un fuerte crecimiento económico que ha modificado enormemente su demografía, aumentando la población de las ciudades más prósperas y con ello sus necesidades. Sin embargo, dicho aumento no se ha producido en la misma medida en términos recaudatorios. Esta situación, por desgracia generalizada en América Latina, no permite a las administraciones realizar una correcta gestión de los recursos, produciendo desigualdades y dificultando la planificación de políticas públicas.
El principal motivo por el que la información catastral no es fiable tiene su origen en su registro de forma manual. Las fichas que contienen dicha información suponen un grave problema de almacenamiento, se deterioran fácilmente y provocan lentitud a la hora de realizar cualquier consulta. Por otra parte, las administraciones carecen de los recursos y las herramientas necesarias para tener datos catastrales actualizados, así como de controlar y reclamar el cobro de impuestos.
En este contexto, un consorcio de empresas brasileñas y españolas, bajo el nombre de Projeto Breogán, comenzó en 2013 a negociar con varias prefeituras para implantar diferentes soluciones tecnológicas de e-Administración que permitieran mejorar la gestión del catastro, comenzando por su digitalización, y otros servicios, en lo que sería un primer paso de modernización para convertirse en ciudades inteligentes o smart cities.
La primera ciudad con la que colaboraron fue Valinhos, que debido a su cercanía a la ciudad de São Paulo y a su aeropuerto internacional, había experimentado un rápido crecimiento poblacional hasta alcanzar los 100.000 habitantes. Además de la digitalización de 50.000 fichas catastrales, se implantaron varios procedimientos para mejorar la gestión del área de urbanismo, así como la Sede Electrónica de la prefeitura, donde ahora los ciudadanos pueden solicitar servicios públicos online y comprobar el estado de tramitación de sus expedientes.
Desde entonces, otras ciudades brasileñas han mostrado interés en modernizar sus procesos y convertirse en ciudades inteligentes, como Olinda y Campina Grande, ambas situadas en la costa este del país y con una población cercana al medio millón. Hasta allí se desplazó una delegación del Projeto Breogán, con el objetivo de conocer in situ las necesidades de estas dos prefeituras y analizar qué actuaciones serían oportunas para satisfacerlas.
El consorcio está formado por un equipo multidisciplinar de personas especializadas en diferentes campos: técnicos, arquitectos, ingenieros, economistas y juristas, entre otros. Todos ellos pertenecientes a las empresas brasileñas Breogan Innovation y SSR, y las españolas Ofica, AVA e Imatia. Esta última, con vistas a afianzar su presencia en el mercado brasileño, estableció en 2015 su primera oficina fuera de España, en la ciudad de São Paulo.
